martes, 6 de octubre de 2009

Bernard Beckett. Génesis

Esta novela corta publicada por Ediciones Salamandra es un claro exponente del estado actual de las cosas, la evidencia de un hecho incontestable que sólo niegan a estas alturas los pocos aficionados que, rebujados en una nostalgia parasitaria o enquistados en intereses infantiles, no quieren ver más allá de sus narices. Desde hace casi un lustro, la normalización del género literario de la ciencia ficción es una realidad, como lo es también que el mayor coste que ha tenido tal triunfo ha sido la elusión de su propio nombre. Lean ustedes, si no, el texto con el que esta editorial generalista promociona en la contracubierta una novela cuyos hechos transcurren en el futuro, concretamente en la segunda mitad del siglo XXI, y cuyo entramado distópico sirve poco menos que de acompañamiento a su objetivo real, la Inteligencia Artificial y sus implicaciones metafísicas: "Emocionante fábula especulativa, thriller filosófico y meditación humanista, Génesis es una obra fuera de lo común que escapa de toda etiqueta".


En un futuro no muy lejano, una estudiante llamada Anaximandro se presenta al riguroso examen de ingreso en la Academia, el órgano de gobierno de la utópica sociedad en la que se ha criado. A lo largo de varias sesiones extenuantes, las preguntas del tribunal, que suscitan importantes cuestiones éticas y filosóficas, la llevarán a descubrir una verdad que hará tambalear los cimientos sobre los que se asienta su mundo.


Las derivaciones de esa normalización antes citada, de esa ampliación a nuevos tipos de lectores, ha afectado no sólo al distintivo del género, sino también, colateralmente, a sus aficionados más antiguos. Algunas de las ideas que sustentan a estas novelas no son nuevas. De hecho, para el lector especializado tienen ya muchos años, y sin embargo están sorprendiendo y emocionando a estos nuevos lectores, e incluso a escritores y críticos que, inocentes, poco o nada bregados en la cf, las ven como dechados de originalidad. Recordemos, por ejemplo, el asunto de Philip Roth, quien aseguró que lo que él había intentado con La conjura contra América no se había hecho jamás. Seguramente, el genio norteamericano se refería a otros asuntos concernientes a la creación literaria, pero lo cierto es que algunos aficionados se indignaron al interpretar que lo que intentaba era arrogarse la invención de la ucronía, un subgénero de la ciencia ficción con muchos años ya a cuestas. Y es que la reacción del aficionado suele responder a dos tipos de actitud: reaccionaria (indignación, sarcasmo, abandono de la lectura) y constructiva (leve sonrisa, aprovechamiento de las otras cualidades del libro).
Génesis va a poner de nuevo a prueba esa bipolaridad, pues aunque utiliza material manido, cuenta con un desarrollo interesante. El giro final, ese que tanto ha epatado a los nuevos lectores, se hace evidente para cualquier seguidor de la cf muchas páginas antes. La idea central más brillante no es más que la enésima revisión de los memes de Dawkins, aunque hay que admitir que de una forma sumamente atractiva. Quizás el ejemplo que utiliza uno de los personajes para explicarlo, el nada original "enigma de la habitación china", no está tan bien expuesto como para aclarar nada, pero el diálogo que mantienen dos de los protagonistas, hombre y máquina, cuenta con suficientes puntos de interés como para que atraiga al lector. Los datos que se dan de la sociedad utópica tampoco son frescos, y hay que estirarlos mucho para que la línea de actuación del protagonista pueda encajar dentro de lo creíble, pero hay que reconocer que eso se da incluso en las grandes distopías del género.
La conclusión tras todo esto induce a pensar que la pega principal de esta novela estriba en su fecha de creación, en el retraso que lleva con respecto a la historia evolutiva del género. De haberla escrito su autor el siglo pasado, no me cabe duda de que habría sido publicada en una colección de género, pues se trata una clásica novela de cf que por su naturaleza podría haber encontrado acomodo, con toda normalidad, dentro de la New Wave. Forma y contenido remiten a los años 60 y 70, tanto por el método narrativo, un examen académico que a modo de entrevista va desarrollando la historia, como por la temática elegida, que hurga en la definición misma de ser humano e indaga en algunas de las cuestiones internas y esenciales del Hombre, como son la conciencia y la identidad.
En el momento actual, Génesis constituye para el lector común una lectura rápida, compleja por las ideas que expone, brillante en su inesperado giro final e incluso provocativa y emotiva a ratos. El lector de ciencia ficción con conocimiento del género se va a encontrar, sin embargo, con un compendio de temas ya vistos anteriormente, con ciencia ficción de calidad pero poco original, que cuenta, además, debido a la edad de sus protagonistas y a alguna línea enaltecedora, con un cierto tono juvenil. Eso sí, el final, el auténtico final más allá del giro inesperado, contiene bondades suficientes (bondades terribles) como para gustar a ambos independientemente de su bagaje.

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